Benicio del Toro, actor revolucionario Rocío García El País 17 de Agosto 2008 |
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Nunca se había volcado tanto en un proyecto. Un personaje con categoría de icono. Una historia en dos películas. Un trabajo apasionado junto a Steven Soderbergh, el director que le aupó a la fama con 'Traffic'. En esta entrevista exclusiva, el actor revela cómo y por qué se dejó la piel en el empeño de encarnar al Che.
"Para ser revolucionario hay que estar un poco loco". La frase es de la película El Argentino. Su director, Steven Soderbergh, añade algo más: "Y para abordar un proyecto cinematográfico como éste, también hay que estar un poco loco". Han sido, en efecto, siete años de locura. De escritura del guión, de lectura, de investigación y de estudio de montañas de documentos y libros sobre la figura del Che Guevara. También de fichas desclasificadas de la CIA en torno a la muerte del revolucionario. Y de búsqueda de financiación. Un proyecto descomunal. Dos películas, El Argentino y Guerrilla, que han sido, admite el director, las más difíciles y comprometedoras de su carrera. ?Sin ninguna duda?. Un proyecto de dos personas que se conocen bien: Steven Soderbergh y Benicio del Toro. Juntos saborearon el éxito con Traffic, un poderoso retrato del mundo de las drogas y la policía. Un título que en 2001 le valió a Soderbergh el Oscar al mejor director, y a Del Toro, el de mejor actor secundario. Juntos se han embarcado con pasión y absoluta decisión en esta aventura de buscar, cuarenta años después de la muerte del Che, la verdad de ese símbolo revolucionario.
Benicio es el Che. El auténtico revolucionario, la imagen de la película, el foco de todas las miradas.
"Dispara, dispara "reta despreocupado al fotógrafo en Madrid.
Benicio ha llegado de Londres la noche anterior. Allí terminó el rodaje de El hombre lobo, y apenas ha dormido cuatro horas. Es lo de menos. Su mirada enigmática y profunda, su altura de jugador de baloncesto (casi dos metros) y, ante todo, su tono relajado convierten este encuentro con una estrella en un momento agradable y lleno de normalidad. Ningún capricho, ninguna pega. Que se tumbe en la cama para la foto. Se tumba. Que se vaya al cuarto de baño para que su imagen se refleje en el espejo. Allá va. Que sonría, que mire de frente, que ponga la mano aquí o allá. Se comporta como un auténtico profesional, haciendo creer además que está a gusto. Un bombazo.
El gran parecido físico entre el actor y el personaje es uno de los impactos de la película. "Creo que Benicio estará de acuerdo con lo que voy a decir", apuntó el director. "Con su papel del Che, es de las pocas veces en las que interpreta a un personaje que es todavía más guapo que él. El Che parecía más estrella de cine que Benicio". Del Toro no entra en el debate de la belleza. Con un acento cubano más que marcado, este actor nacido hace 39 años en Puerto Rico piensa mucho las respuestas. Su hablar resulta pausado y reflexivo.
¿Le ayudó a la hora de interpretar al personaje su gran parecido físico con él?
"Creo que ayudó, en parte, para que el director y la productora estuvieran un poco menos preocupados. De una manera estética, digamos. Cuando estaba empezando a preparar el personaje tuvimos un almuerzo al que asistió la esposa del Che. Yo ya estaba con mis dudas, empezando a prepararme para hacer este personaje, este icono. Me acuerdo de que ella estaba hablando y, sin dirigirse a mí directamente, dijo que lo importante no era que el actor se pareciera físicamente al Che o que lo imitara, sino que entendiera las escenas, el porqué del personaje. Ahí fue donde me liberé de ese miedo que me atenazaba. En las películas hay una interpretación de Benicio del Toro del Che Guevara. Puede ser mejor o peor que otras, pero ahí está. Tuve que hacer las cosas como yo las entiendo o como yo las haría. De otra manera te conviertes en un robot. Éste es uno de los aspectos básicos de la actuación: sacar de dentro lo que tú conoces, la vida que tú haces. Todos tenemos una pintura por vida y a partir de ahí armas los personajes como actor.
'El Argentino', el primero de los dos filmes sobre el Che, se estrena en España el 5 de septiembre. Tras su paso por el Festival de Cine de Cannes, donde recibió una gran acogida por parte de la crítica, además del premio al mejor actor para Benicio del Toro, España es el primer país en el que se podrá ver la película, que recorre la historia del Che desde su encuentro con Fidel Castro en México hasta el triunfo de la revolución y los años posteriores. Ésos en los que el Che, como flamante ministro de Industria de Cuba, pronunció su famoso y encendido discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, en 1964: "Nuestros ojos libres se abren hoy a nuevos horizontes y son capaces de ver lo que ayer nuestra condición de esclavos coloniales nos impedía observar: que la civilización occidental esconde bajo su vistosa fachada un cuadro de hienas y chacales".
La segunda parte, Guerrilla, que no tiene aún fecha de estreno en España, arranca en 1965, con la renuncia de Guevara a sus cargos políticos en Cuba, y luego reconstruye la fallida experiencia revolucionaria en Bolivia, que terminó con su captura y muerte el 9 de octubre de 1967 en La Higuera.
La implicación de Del Toro en los proyectos del Che ha sido tal que no dudó en meterse en la producción. Acomete esta tarea por primera vez en su carrera. Y ha aprendido algunas cosas: "Que los cambios en el libreto te llegan más rápido que cuando no eres productor. Y que puedes proponer algunas ideas o tomar decisiones que no son posibles si eres sólo actor". Pero también ha conocido de cerca las dificultades de un proyecto de esta envergadura. ?Lo más complicado han sido los números?, reconoce. "Pero en cuanto comenzamos a rodar, aparté de mí todos los problemas relacionados con la producción y me dediqué exclusivamente a la interpretación".
Cuando oye la palabra Beno se detiene y se da la vuelta: "Ése me conoce de niño". Así le llamaban a Benicio en Santurce (Puerto Rico), de donde salió con nueve años tras la muerte de su madre. Fue entonces cuando con su padre y su hermano se instaló en Pensilvania (Estados Unidos). Comenzó su carrera artística en la Universidad de San Diego, donde se apuntó a unas clases de teatro. Pero el punto de inflexión fue el paso por la legendaria escuela neoyorquina de arte dramático de Stella Adler.
Comenzó con papeles pequeños, la mayoría personajes latinos y malos, para convertirse luego en uno de los intérpretes fundamentales del cine independiente. Ahí quedaron Fearless, dirigida por Peter Weir , Sospechosos habituales (Bryan Singer), Basquiat (Julian Schnabel), El funeral (Abel Ferrara), Snatch: cerdos y diamantes (Guy Ritchie), El juramento (Sean Penn) o Miedo y asco en Las Vegas (Terry Gilliam). También encontró hueco en 1993 para apostar por una película española: Huevos de oro, de Bigas Luna. Pero fue Traffic, con su interpretación de un honesto policía que sobrevive en medio de la opulencia de los narcotraficantes con un sueldo de 300 dólares, la que le subió definitivamente al cielo de las estrellas. Y allí permanece después de otros éxitos como 21 gramos, de Alejandro González Iñárritu, donde construyó junto a Sean Penn un violento poema trágico. "Creo que he hecho buenos trabajos", admite. "Pero principalmente pienso que el tren llegó cuando yo estaba allí, esperando con mi maleta. Tuve suerte y me subí".
Steven Soderbergh conoce bien a Benicio. Sabe de su fuerza interpretativa y de su arrolladora presencia. Pero si tuviera que elegir algo, sería su expresividad corporal. "Es un actor muy físico", explica. "Él quiere que todo parezca auténtico, tiene animadversión a todo lo que huela a falso. Es un intérprete muy comprometido. Disfruta con la dificultad". Es ésta la razón por la que el realizador ha utilizado tantos planos generales en la película. Sólo en las escenas rodadas en la sede de la ONU en Nueva York se ven algunos primeros planos de Del Toro. Los planos de la selva en El Argentino y los realizados en Bolivia, marco en el que se desarrolla Guerrilla, son todos generales, en los que se ve al actor en todo su esplendor corporal. Cómo se mueve, cómo lucha, cómo se relaciona con sus compañeros acampados en Sierra Maestra.
¿A qué dificultades se ha enfrentado para interpretar a un símbolo conocido en el mundo entero que además es real?
"Sabía que era un trabajo muy arriesgado, que el precipicio era muy profundo. No sólo es la historia de una persona, sino la de un país, la de un continente. He sentido un gran peso por realizar una interpretación que sea consecuente, que esté basada en la verdad. Cuando uno interpreta a un personaje real, la disciplina es más rígida a la hora de tomar decisiones. Se debe ir mucho más preparado. Se tiene que investigar más, tienes que leer todo lo que llegue a tus manos, porque no te lo puedes inventar. Yo traté de no inventarme nada, aunque a veces no tuve más remedio que hacerlo. Cuando haces un personaje que no está basado en la realidad puedes improvisar. Con el Che no es posible. Mi trabajo ha sido muy documentado".
¿Y cómo fue esa labor de documentación?
"He visto muchas imágenes, pero lo más importante fue leer lo que él escribió. Me documenté mucho en el centro de estudios sobre el Che que hay en Cuba. Fue lo que más me ayudó y, a partir de ahí, salir a hablar con la gente que le conoció".
Después de tanto estudio e investigación, ¿qué ha sido lo que más le ha impactado del Che?
"El esfuerzo, la energía con la que actuó. Como ser humano tenía una fuerza, una determinación tan poderosa y tan viva? No sólo creía en sus ideas y las defendía, sino que actuaba en consecuencia. Era una persona que hacía lo que creía. Era tremendamente consecuente".
Decidido, romántico, valiente. "Tenías que amarle gratis", decía un médico que trabajó con el Che durante largo tiempo. ?Era la voluntad pura?, ha recordado en más de una ocasión Fidel Castro. ?Era un hombre muy pesado?, asegura el realizador Steven Soderbergh. "Tenía una determinación muy poderosa, muy viva. Detrás de ese duro revolucionario había un ser humano?, añade el actor Benicio del Toro. Hay opiniones para todos los gustos, pero en lo que todos coinciden es en la fuerza y el compromiso total, consciente, de este médico argentino, enfermo de asma, de actuar sobre aquello en lo que realmente creía. "Hay muchas personas que pueden compartir sus ideas, pero bien pocas dispuestas a arriesgar su vida por ellas?, cuenta el realizador. "Es un héroe irrepetible. Jamás volveremos a ver otra revolución comparable a la revolución cubana".
La fecha del 13 de julio de 1955 no es una referencia histórica conocida, pero debería serlo. Ese día, en un modesto apartamento de la ciudad de México, se conocieron Ernesto Guevara, médico argentino, y Fidel Castro, un abogado que se encontraba exiliado en el país centroamericano. Ese día, en presencia de otros jóvenes cubanos, bien trajeados con pantalones oscuros y camisas blancas, algunos con gafas de concha negras, nació la revolución cubana. Desde ese día, Ernesto Guevara fue apodado Che, una conocida expresión argentina.
Dieciséis meses después de ese día, en una noche fría y tormentosa, ochenta rebeldes, a bordo del Granma, un barco de dos motores, surcaron de noche el río Tuxpan, en el Estado de Veracruz, para salir a mar abierto en dirección a Cuba, a la playa de Las Coloradas. Sólo sobrevivieron 12. Fidel Castro y el Che, entre ellos. Fue el núcleo que se atrincheró en Sierra Maestra y que comenzó la guerra de guerrillas en contra de la dictadura cubana del general Fulgencio Batista.
Fueron poco más de dos años de combates, muertes y victorias. El día de Año Nuevo de 1959, las tropas rebeldes celebraron la victoria revolucionaria en Santa Clara, derrocando al dictador. El Che pasó de dedicarse a la medicina a convertirse en comandante del ejército rebelde y, finalmente, en héroe revolucionario.
¿Su intención a la hora de embarcarse en esta película era descubrir algo nuevo del personaje?
"Queríamos saber quién era este hombre, lo que hizo, su historia. Creo que el mito no se lo hizo él mismo, sino la gente del pueblo de Cuba, a la que él ayudó incansable. A mucha gente olvidada por la miseria y la pobreza, él les tendió una mano. El revolucionario hace la revolución, pero también la revolución crea al revolucionario. Sin la gente, él nunca habría sido el Che".
¿Qué lado oscuro le ha encontrado?
"Es difícil juzgarlo. No puedo yo sentarme aquí en Madrid y juzgar a una persona que de verdad se sacrificó por la gente y sus ideales. No puedo criticarlo. Quizá podría en una barra de bar con dos whiskys, pero no en una entrevista. De todas maneras sí podría decir, porque ya lo han dicho otros antes que yo, que era una persona que actuaba con demasiada precipitación. Podía haber tenido algo más de paciencia a veces. A lo mejor estaría vivo ahora si hubiera tenido más paciencia".
¿Era, entonces, poco reflexivo?
"No. Era reflexivo, pero precipitado. Hay que ver también al Che como un producto de los años sesenta, en los que el mundo iba muy rápido. Y ahí estaba él. El mundo cambió gracias a lo que hicieron todos esos personajes en los años sesenta".
¿Cree que el Che estaría hoy de acuerdo con el régimen de Fidel Castro y Raúl?
"Eso es una conversación distinta. Creo que no se puede hablar sólo de la dictadura de Fidel Castro sin añadir el embargo al que tiene sometido Estados Unidos al pueblo cubano. Es una pequeña isla ahogada sin motivo, nunca invadió Estados Unidos, nunca ha realizado actos de terrorismo, nunca ha declarado la guerra al Gobierno norteamericano. El Che tendría su propia opinión, y yo no soy la persona adecuada para decir lo que pensaría".
El Che era un hombre enfermo. El asma que padecía desde joven le marcó toda su vida. Las escenas de los ataques de asma en el filme son de verdad impactantes. Benicio del Toro estaba preocupado a la hora de abordar este aspecto tan significativo. La producción contrató incluso a un médico especialista en asma y el actor lo trabajó mucho, ya que el sonido del asma es muy difícil de recrear cuando uno no tiene un verdadero ataque. Del Toro está convencido de que esta enfermedad explica mucho de la manera de ser del Che. "Desde chico le prohibieron hacer muchas cosas a causa del asma. Prohibir algo a alguien en edad adolescente es como incitarle a hacerlo. Desde siempre se mostró como una persona obsesionada por saltarse todos los obstáculos que le ponían", explica Del Toro.
Durante los duros entrenamientos a los que se sometieron los rebeldes en México, antes de aventurarse al mar en dirección a Cuba, una de las pruebas era la de subir cada semana al volcán Popocatepetl. El Che sabía que nunca podría llegar a la cima, que su asma se lo impediría, pero nunca dejó de intentarlo. Emprendía todas las semanas la subida junto a sus compañeros. ?Nunca llegó arriba, pero nunca dejó de intentarlo?, dice con tono de admiración el actor. ?A lo mejor me mueve eso hacia el Che, hacia la gente que sigue y sigue aunque no llegue?.
El Argentino tiene claramente diferenciadas dos partes. La luminosa y colorida de la selva y la urbana, dura, en blanco y negro, de Nueva York, cuando el Che pronuncia su discurso ante la ONU y se somete a una entrevista con una periodista norteamericana en una cadena de televisión. El color brillante de la selva frente al asfalto de la ciudad. La intención de Soderbergh fue siempre la de filmar lo máximo posible utilizando sólo luz natural. Gran parte de la acción de ambas películas tiene lugar en exteriores. Se utilizó iluminación artificial en muy pocas ocasiones.
El director ha introducido un elemento nuevo en el rodaje: la utilización de la llamada cámara RED, un aparato de cine digital de alto rendimiento con la calidad de un rollo de 35 milímetros y la comodidad de una cámara digital. ?Filmar con RED es como escuchar a los Beatles por primera vez?, asegura el realizador. "Algún día espero descubrir cómo consiguen exactamente que algo tan avanzado tecnológicamente tenga un aspecto tan armonizado con el fenómeno más natural, la luz".
Un elemento tecnológico que facilitó un rodaje que, insiste Soderbergh, estuvo lleno de dificultades. "Cada paso y cada proceso ha sido dificilísimo", reconoce. "Desde la propia escritura de los guiones. Teníamos tantísimo material, que era muy complicado condensarlo y hacer un guión. Tardamos muchos años en intentar meter todo ese material en una sola película, hasta que, habiendo fracasado en el intento, llegamos a la conclusión de que hacía falta hacer dos películas. Ésa fue también una decisión cargada de polémica dentro de la producción, porque ya se habían hecho acuerdos de distribución con empresas de todo el mundo para una sola película. La financiación también fue un problema tremendo. Yo he hecho películas muy caras y también de bajo presupuesto, pero jamás he tenido tanta presión a nivel financiero como con esta película. Siempre parecía que faltaba dinero", confiesa Soderbergh, nacido en Atlanta (Estados Unidos) en 1963 y autor de títulos poderosos, tanto a nivel comercial como independiente, como Sexo, mentiras y cintas de vídeo , Erin Brockovich o las tres partes de la serie que comenzó con Ocean's eleven.
Fidel Castro no ha visto la película. Tampoco su hermano Raúl, actual presidente del Consejo de Estado de Cuba. Soderbergh no ha llegado a conocer a los Castro, a pesar de que las veces que estuvieron en Cuba siempre les hablaron de la posibilidad de que Fidel les llamara para verles. Nunca se produjo esa llamada. Benicio sí le conoció. "Le vi una vez y fue de pasada", cuenta. "Él sabía que habíamos hecho un estudio sobre el Che, que nos habíamos reunido con mucha gente que le conoció, pero no sé si ha llegado a leer el guión".
Al actor no le preocupa en exceso la opinión de la película cuando se estrene en Cuba, ni tampoco los juicios ideológicos, además de los cinematográficos, que puedan verterse sobre ella. Sabe que hay opiniones encontradas y apasionadas sobre el héroe cubano, pero él es un intérprete que defiende lo que ha hecho. "Esto es una película. Se han escrito libros, se han hecho canciones, camisetas, fotos y más películas?, dice. ?Ésta no es la primera y tampoco será la última. Es otra más. El Che hizo su vida. Steven y yo, la nuestra. Nos conocemos, hacemos Traffic, estamos en Hollywood, pensamos en el Che, nos dan unos visados para viajar a Cuba, hacemos un estudio como cineastas, nos implicamos en el proyecto en busca de algo original, basado en la verdad? Y ya está. Eso sí, quien lo originó todo fue el Che". |
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Benicio del Toro, a revolutionary actor Rocío García El País August 17, 2008 |
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Never before has he turned in such a project. A character that belongs into the category of icons. A story told in two films. An impassioned work alongside Steven Soderbergh, the director at the side of whom he shot to fame with 'Traffic'. In this exclusive interview, the actor reveals how and why he left his skin in an effort to portray Che.
"To be a revolutionary, you have to be a little crazy." This sentence is from the movie The Argentine . Its director, Steven Soderbergh, adds something else: "And to tackle a film project like this, there is a little crazyness needed." In fact, there have been seven years of madness. From script writing, reading, research and study entire mountains of documents and books about the figure of Che Guevara. Also of declassified CIA files surrounding the death of the revolutionary. And the search for funding. A mammoth project. Two films, The Argentine and Guerrilla , which had been, the director admits, the most difficult and compromising ones in their entire careers. Undoubtedly. A project of two people who are well known: Steven Soderbergh and Benicio del Toro. Together they tasted success with Traffic , a powerful portrait of the world of drugs and police. A title, which in 2001 earned Soderbergh the Oscar for Best Director, and Del Toro the one for Best Supporting Actor. Together they have embarked with passion and absolute dedication into this adventure to seek, forty years after the death of Che, the truth behind this revolutionary symbol.
Benicio is Che. The real revolutionary, the image of the film, the one everyone's eyes are focused on.
"Shoot, shoot" he carefree challenged the photographer in Madrid.
Benicio has arrived, coming from London, the previous night. They finished filming The Wolfman , and he has barely slept four hours. It is not really that important. His enigmatic and deep gaze, his basketball player height (nearly two meters) and, above all, his relaxed tone, make this encounter with a star a pleasant time and one full of normality. No whim, no sticks. To lie down on a bed for the photo. It is a grave. To go to the bathroom, so that his image is reflected in the mirror. There he goes. That smile, that straight look, put your hand here and there. He behaves like a true professional, making us believe that he is at ease. A bomb.
The great physical resemblance between the actor and the character is one of the major impacts of the film. "I think Benicio will agree with what I have to say," said the director. "With his role of Che, it is one of the few times in which he plays a character who was even more handsome than he is. Che seemed more like a movie star than Benicio." Del Toro does not enter into the discussion about physical beauty. With a more than distinct Cuban accent, this actor, born 41 years ago in Puerto Rico, thinks much before answering. His talk is paused and thoughtful.
When portraying the character, did this great physical resemblance to him help you?
"I think it helped, in a part, that the director and the producer were a little less worried. From an aesthetic way, let's say. When I was starting to prepare the character, we had a luncheon, which was attended by the wife of Che. I was already absorbed with my doubts, beginning to prepare to portray this character, this icon. I remember that she was speaking and without contacting me directly, she said that the important thing was not that the actor physically seems to imitate Che or something, but to understand the scenes, the character. That's where I got liberated from the fear that had gripped me. In these films, there is Benicio del Toro's interpretation of Che Guevara. It may be better or worse than others, but there it is. I had to do these things like I, or people like me, understand to do them. Otherwise you become a robot. This is one of the basic aspects of acting: draw from within, from what you know, from the life that you live. We all have a painting of a lifetime and from there we then take the tools to create characters as an actor.
'The Argentine', the first of two films about Che, premiers in Spain on September 5. After its passage through the Cannes Film Festival, where it received a great reception by critics, in addition to the award for Best Actor for Benicio del Toro, Spain is the first country in which you can see the film, which covers the story of Che from his encounter with Fidel Castro in Mexico, until the triumph of the revolution and subsequent years. Those in which Che, as the brand-new minister of Industry of Cuba, delivered his famous speech before the ignition and the United Nations General Assembly in New York in 1964: "Our eyes are open now, free to new horizons and we are capable to see what yesterday our status as colonial slaves prevented us to observe: that what the Western Civilization is hiding under its showy facade is a picture of hyenas and jackals."
The second part, Guerrilla , which has no definite release date set in Spain yet, begins in 1965 with Guevara's resigning from his political duties in Cuba, and then reconstructs the failed revolutionary experience in Bolivia, which ended with his capture and death on October 9, 1967 in La Higuera.
The involvement of Del Toro in this Che project has been so deep, that he did not hesitate to get into production. To undertake this task for the first time in his career. And he has learned some things: "That changes in the script will happen faster than when you are not a producer. And you can propose some ideas or take decisions that are not possible if you're just an actor." But he has known about the difficulties surrounding a project of this size. Most of them have been complicated. He admits. "But as we started filming, I parted myself from all the problems related to production and dedicated myself exclusively to the interpretation."
When he hears the word Beno , he stops and turns around: "I was known by this name as a child." That's how Benicio was called in Santurce (Puerto Rico), where his mother died when he was nine years old. That's when he, with his father and his brother, was installed in Pennsylvania (USA). He began his career at the University of San Diego, where he took part in some kinds of theater. But the turning point was the passage through the legendary New York School of Dramatic Arts of Stella Adler.
He started out with small roles, mostly Latino characters and bad at that, then continued on to become one of the key thespians of independent film. There were Fearless , directed by Peter Weir, The Usual Suspects (Bryan Singer), Basquiat (Julian Schnabel), The Funeral (Abel Ferrara), Snatch: Pigs and Diamonds (Guy Ritchie), The Pledge (Sean Penn) or Fear and Loathing in Las Vegas (Terry Gilliam). He also found a hollow in 1993 by betting on a Spanish film: Huevos de Oro , by Bigas Luna. But it was Traffic , with his portrayal of an honest policeman who survives amid the opulence of drug traffickers with a salary of $300, from where he finally ascended to the heaven of the stars. And there he remains now, after other successes such as 21 Grams , by Alejandro Gonzalez Iñárritu, where he built, at the side of Sean Penn, a violent and tragic poem. "I think I've done good work," he admits. "But mainly, I think that the train came when I was there, waiting with my suitcase. And I was lucky, I got on."
Steven Soderbergh knows Benicio well. He knows his interpretative strength and his overwhelming presence. But if he had to choose something, it would be the expressiveness of his body. "He is a very physical actor," he explains. "He wants things to look real, wants to avoid anything that smells like fake. He is very committed as an actor. Enjoys the difficulties." That is why the filmmaker has used so many general wide angles in the film. Only in the scenes shot at the UN headquarters in New York, there are some close-ups of Del Toro. The drawings of the jungle in The Argentine and continued in Bolivia, the framework within which Guerrilla takes place, are all general, which shows the actor in all the splendor of his body. How he moves, how he fights, how he relates to his fellow comrades in the Sierra Maestra.
What difficulties has he faced by portraying a symbol known throughout the world, who was also real?
"I knew it was a very risky job, that this was a very deep precipice. Not only is it the story of a person, but one of an entire country, a continent even. I felt a great weight by making a portrayal that is consistent, that is based on the truth. When one portrays a real character, the discipline is more rigid when it comes to taking decisions. Everything has to be much more prepared. You have to investigate more, you have to read everything that falls into your hands, because you can not just go and invent. I tried not to invent anything, but sometimes I had no choice but to do so. When you play a character that is not based in reality, you can improvise things. With Che, this is not possible. My work has been very documented."
And how was this work of documentation?
"I have seen many photographs, but more importantly was reading what he wrote. I documented much at the Che Guevara Studies Center, which exists in Cuba. It was that what helped me the most and, from there on, going out and talking to people who knew him personally."
After so much study and research, what has impressed him the most about Che?
"The effort, the energy with which he acted. As a human being he was a force, with a determination so powerful and so alive. Not only did he believe in his ideas and defended them, but he also acted accordingly. He was a person who did what he believed in. He was tremendously consistent. "
Determined, romantic, courageous. "We have to love him freely," said a doctor who worked with Che for a long time. "He was the pure desire," has reminded more than once Fidel Castro. "He was a very serious man," says director Steven Soderbergh. "He had a determination very powerful, very much alive." "Behind this hardcore revolutionary, there was a human being," adds the actor Benicio del Toro. There are views for all tastes, but on what everyone agrees, is the force and the total commitment, being aware that this Argentinean doctor suffered from asthma, with which he acted out what he really believed in. "There are many people who can share their ideas, but only few are ready to risk their lives for them," tells the director. "He's a unique hero. Never again will we see another revolution comparable to the Cuban Revolution."
The date of July 13, 1955, is not known as a historical reference, but it should be. That day, in a modest apartment in Mexico City, met Ernesto Guevara, the Argentinean doctor, and Fidel Castro, a lawyer who was exiled in this Central American country. That day, in the presence of other young Cubans, dressed in white shirts and dark trousers, some with black shell glasses, the Cuban Revolution was born. Since that day, Ernesto Guevara was nicknamed Che, a popular expression in Argentina.
Sixteen months after that day, in a cold and stormy night, about eighty rebels, aboarded the Granma, a boat with two engines, traveled at night the Tuxpan River in the state of Veracruz, to exit to the open sea towards Cuba, to the beach of Las Coloradas. Only 12 of them survived. Fidel Castro and Che, among them. It was the group which then encamped in the Sierra Maestra and began the guerrilla war against the Cuban dictatorship of the General Fulgencio Batista.
It took them a little more than two years of fighting, of deaths and victories. On the New Year of 1959, rebel troops celebrated the revolutionary victory in Santa Clara, overthrowing the dictator. Che went from engaging in medicine, to become the commander of the rebel army and, finally, a revolutionary hero.
The day you embarked with this film, was it your intention to discover something new about the character?
"We wanted to know who this man was, what he did, his story. I believe, that he did not create the myth himself, but the inhabitants of Cuba did, whom he helped tirelessly. A lot of people were forgotten, left behind in misery and poverty and he offered them a hand. The revolutionary makes the revolution, but the revolution also creates the revolutionary. Without the people, he never would have been Che. "
What has he discovered on the dark side?
"It is difficult to judge. I am not able to sit here in Madrid and judge a person who really sacrificed himself for the people and his ideals. I can not criticize. Perhaps you could in a bar, with two whiskies, but not in an interview. Anyway, you could say yes, because that's what others have said before me, that he was a person who acted with too much haste. He could have had little more patience at times. He may be alive now, if he had more patience."
Was he then not thoughtful enough?
"No. He was thoughtful, but hasty. We must also realize that Che was a product of the Sixties, when the world was going very fast. And that was it. The world has changed thanks to what all these people did in the Sixties."
Do you think that Che would agree with today's regime of Fidel and Raul Castro?
"That's a different conversation. I think that you can not just go and talk about the dictatorship of Fidel Castro, without mentioning the embargo that the United States have placed on the Cuban people. It's a small island, drowned without any reason, that has never invaded the United States, that has never commited acts of terrorism, that has never declared war against the U.S. government. Che would have his own opinion, and I'm not the right person to say what he would think."
El Che was a sick man. The suffering from asthma since his young years, marked him all his life. The scenes of asthma attacks in the film are truly shocking. Benicio del Toro was concerned to address this aspect as a significant one. The production even hired a medical specialist in asthma and the actor worked so much on it, as the sound of asthma is very difficult to recreate when one does not have a real attack. Del Toro was convinced that this disease explains much about the way of how Che was as a person. "Since his childhood he was prevented to do many things because of his asthma. Prohibiting to do something to a teenager, is like encouraging him to do so. That's why he has always been a person obsessed by skipping all the obstacles put in his way," explains Del Toro.
During the hard workouts that were submitted to the rebels in Mexico, before venturing out to the sea towards Cuba, one of the tasks was to climb every week at the Popocatepetl volcano. Che knew that he could never reach the top, which is what his asthma would prevent him from, but he never stopped trying. Undertaking it every week, climbing alongside his peers. "He never made it to the top, but he never stopped trying," says the actor with a tone of admiration. "To me, the best thing that moves toward Che, towards people who go on and on but do not arrive."
The Argentine has two clearly differing sides. The bright and colorful one of the jungle and the urban New York one, hard, black and white, where Che held his speech at the UN and submitted himself to an interview with an American journalist for a television channel. The bright color of the jungle against the asphalt of the city. Soderbergh's intention was always to shoot as much as possible using only natural light. Much of the action of both films takes place outdoors. Artificial lighting was used only rarely.
The director has introduced a new element into the shooting: the use of the so-called RED camera, a device of high-definition digital cinema, with the quality of a 35 mm roll and the convenience of a digital camera. "Filming with RED is like listening to the Beatles for the first time," says the director. "I had hoped to learn someday how exactely to achieve this and to get something as technologically advanced that harmonizes with the phenomenon of natural light."
One facilitating element that technology has provided to a filming which, insists Soderbergh, was full of difficulties. "Every step and every process has been difficult," he acknowledges. "Beginning already with the writing of the scripts. We had so much material, which was very complicated to put together and to make an index. It took us many years trying to put all this material into one film, until, having failed with this plan, we came to the conclusion that it was necessary to make two films. This was a decision which was faced with controversy within the production, because we had already made distribution agreements with companies around the world for one film. Funding was also a tremendous problem. I have done very expensive films and low budget ones, but I have never had so much pressure on the financial level as with this film. There somehow always seemed to be money missing," confesses Soderbergh, who was born in Atlanta (United States) in 1963 and is the author of powerful titles, both on a commercial and an independent basis, such as Sex, Lies and Videotape , Erin Brockovich or the trilogy that began with Ocean's Eleven .
Fidel Castro has not seen the film yet. Neither has his brother Raul, the current president of the Council of State of Cuba. Soderbergh has not come to get to know Castro, eventhough at the times they were in Cuba, there was always talk of the possibility that Fidel would call to see them. That call never happend though. Benicio, he got to meet him. "We saw eachother in passing once," he tells. "He knew that we have done a study on Che, that we have met with many people who knew him, but I do not know if he's come to read the script."
The actor is not worried about the reactions when the film premiers in Cuba, nor about ideological debates, in addition to the cinematographical ones, which may be spilled over it. He knows that there are conflicting views, and passionate ones at that, about the Cuban hero, but he is an actor who defends what he has done. "This is a film. Books have been written, songs have been sung, shirts have been printed, photos have been taken and more movies have been made," he says. "This is not the first one, nor will it be the last one either. It is another one. Che lived his life. Steven and I, we live ours. We know eachother since Traffic , we are in Hollywood, we have been thinking of Che, as filmmakers we were given visas to travel to Cuba, to do a study work, we have been involved in this project in search of something original, based on the truth. That's it. Of course, the origin of everything was Che." |
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Photo by: Jordi Socías | |||
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